El 10 de agosto del 2023, a las 10:40 de la mañana, salí de la agencia bancaria con mi recién emitida tarjeta de débito. No es mi primera tarjeta, durante muchos años usé una o dos, hasta que las que tenía se dañaron y la burocracia para sacar una nueva y la pandemia me obligaron a dejar de usarlas.
Entonces descubrí otra vez cierta tranquilidad, la que me había arrebatado la crisis venezolana de los años 2016-2018, cuando hasta los puntos de venta fallaban y “por rapidez”, a algún chino se le ocurrió pedir a gritos la clave de la tarjeta de débito. De ahí en adelante, se ha convertido en una peligrosa costumbre venezolana recitar a gritos tu número de cédula de identidad, tipo de cuenta y clave secreta. ¡Los tres datos necesarios para que cualquiera con la habilidad suficiente se apropie del dinero en tu cuenta bancaria!.

La clave de tu tarjeta de débito debería ser secreta
Desde que empecé a usar los pagos móviles sentí algo más de tranquilidad, ya nadie me preguntaba de forma odiosa mi bendita clave secreta, en su lugar, era yo quien tenía la posición dominante, apoderándome en cada pago que hacía del número de cédula de identidad y número de teléfono del comerciante que me ofrecía un producto o servicio.
Ahora viene el punto de mi artículo: ¿Qué pasaría si alguna persona en la calle, de la nada, te dijera “dame tu número de teléfono”? Probablemente le mirarías raro y le dirías “ni siquiera te conozco, ¿Para qué quieres saber mi número de teléfono?”. Junto a tu número de cédula de identidad, el número de teléfono es parte de tu privacidad y tu identidad, a nadie le gustaría recibir un mensaje de texto en medio de la noche de un número cualquiera diciendo “¡Hola! Me caíste bien, saqué tu número de mi último pago móvil”. ¿Soy yo el único que lo ha pensado?
Por eso creo en Zcash
Lo genial de los pagos con criptomonedas es que no tienes que revelar todos esos datos que comprometen tu privacidad y seguridad. Sólo necesitas escanear un código QR o copiar y pegar una dirección y enviar el pago en tu criptodivisa favorita y todo el mundo feliz, contento… y tranquilo.
Zcash lo lleva más allá, resguardando inclusive tu dirección y el recorrido que tu transacción hace a través de la blockchain, para que ni siquiera en Internet pueda alguien intentar averiguar cómo usas tu dinero.

Por eso es que he decidido formar parte de la comunidad de Zcash, y tratar de darle a entender a todo el que piense parecido a mí por qué sí es importante la privacidad de las transacciones, por qué el dinero digital del sistema FIAT lo está haciendo mal y por qué Zcash y sus Pruebas de Cero Conocimiento pueden arreglarlo.
Mientras más personas recordemos lo importante de que los datos secretos permanezcan en secretos será más fácil volver a la normalidad de tener que darle a conocer a todo el mundo qué es lo que necesitan para robar tu tarjeta y tu dinero. Hay cosas que sólo tú deberías saber.
Ese 10 de agosto volví a usar por primera vez en dos años mi tarjeta de débito, y volví a revivir aquella incómoda experiencia de tener que recitar mi clave secreta en voz alta, así que volví a guardarla en mi billetera y volví a utilizar los pagos móviles. Y ahora la cosa va un poco mejor, pues ya hay algunas personas y comercios que me cobran y me pagan con sus billeteras de Zcash, y trabajo para que cada vez sean más.
A menos que sea una urgencia, no quiero volver a gritarle mi cédula y clave a nadie, en ninguna parte…
